Celtis australis L.
CannabaceaeEsta especie fue identificada por las exploradoras: Naiala y María del CEIP Vélez de Guevara, quienes denominaron a los especímenes: Don dololita y Don colopincho, llamándoles la atención que el margen de la hoja tenía piquitos y era serrulado. Se parecía a un pepino en el verde. Tenía frutos y aporta oxígeno. Medía dos cuerpo de Naiala y María.
El almez es un árbol conocido por las antiguas culturas mediterráneas que puede vivir 600 años y alcanzar los 30 metros de altura. El nombre genérico celtis hace referencia al buril del grabador, probablemente por ser utilizada su madera compacta y flexible para fabricar estos útiles, junto con mangos y bastones. Celtis es también el nombre con el que los antiguos romanos se referían a una especie de loto, llamándose posteriormente así a este árbol porque sus frutos son parecidos a los de dicho loto. Cuenta la Odisea que durante su largo viaje de vuelta a casa tras la Guerra de Troya, las naves de Ulises y sus hombres eran desviadas por el viento, con lo que se encontraron con muchas aventuras antes de poder regresar a su patria, Ítaca. En una de esas ocasiones llegaron hasta la tierra de los lotófagos o comedores de loto. Algunos estudiosos piensan que ese loto podría ser la almecina, el fruto del almez.
El nombre común parece provenir del árabe al-mais. El agrónomo de al-Andalus Ibn Luyun (1282-1349) recomienda en su tratado de agricultura su uso en los jardines: entre los frutales, además del viñedo, debe haber almeces y otros árboles semejantes, porque sus maderas son útiles. Ibn Luyun escribió su tratado Kitab al-filaha (“Libro de Agricultura”) en verso con el fin de que pudiera memorizarse fácilmente. Mitad científicos, mitad poetas, autores como Ibn Luyun demuestran que el jardín para la cultura andalusí era digno de ser ensalzado tanto por sus motivos botánicos como por los estéticos.